¿Sabelotodo o aprendiz?
Diego Pose
Gerente General de Ofisis
Cuando de (más) joven trabajé en la industria gráfica, tuve la suerte trabajar con un experimentado compañero que se convirtió en mi maestro. Una relación maestro-aprendiz involucra, desde mi punto de vista, muchas más aristas que el simple –o no tan simple- aprendizaje de un oficio.
Cuando te autositúas en la posición de aprendiz ocurren varias cosas; la primera es que partes desde la humildad de aceptar y reconocer que hay algo que no sabes y quieres aprender, te declaras aprendiz y un mundo totalmente diferente se abre ante ti. El “sabelotodo”, por otro lado, no puede aprender, pues nunca reconoce su ignorancia.
La segunda es que asumes tu responsabilidad, con esa ignorancia, y haces algo al respecto, actúas comprometidamente con tu aprendizaje.
En la tercera, le entregas a otra persona, tu maestro, la autoridad necesaria para que te enseñe; dado que desconoces lo que vas a aprender, no sabes por dónde transcurrirá el aprendizaje, ni cuánto durará, ni cuán duro puede llegar a ser.
Hoy en día, donde parece no haber tiempo para nada, donde todo cambia rápidamente, donde nos pagan “por hacer” y no por “no saber”, donde el miedo nos impide mostrar duda alguna, donde la inflación de la enseñanza vende líderes “instantáneos”. Hoy en día creo que es importante reivindicar el significado de Maestro y de Aprendiz, donde el tiempo y el autoconocimiento son dos ingredientes importantes.
Trabajar en equipo, plantearse metas, liderar, crear o innovar, atender a un cliente, compañero o problema, aumentar la eficiencia, ser excelente, capacitar, asumir nuevos retos, tener energía, la actitud necesaria y un sinfín de “hashtags” más del mundo profesional actual, al final, dependen de uno mismo, de nuestra capacidad para conocernos, para mostrarnos y para interrelacionar con los demás. Es imposible adaptarse a los “nuevos tiempos” si no estás dispuesto a desaprender lo que ya sabes para aprender un nuevo camino. Es necesario saber quién eres para saber quién quieres ser.
¿Para qué haces o no haces ciertas cosas? ¿qué limitaciones te construyes a ti mismo? ¿qué oferta quieres ser para ti, para tus clientes, compañeros, familia, para el mundo? Cambiar el “es que yo soy así” por una actitud de aprendizaje continuo, de aprendiz, es el inicio para comenzar a conocerte realmente y ese, es el inicio de todo. Y ese todo, requiere tiempo y el tiempo requiere paciencia.